LA VENTANA - PELICULA DE CARLOS SORIN

No pudo tener mejor recepción La ventana, la nueva película de Carlos Sorín, presentada como World Premiere anteanoche en este festival. La sala del Varsity 3, el complejo de cines que es el epicentro de las proyecciones diseminadas por varios puntos de la ciudad, estaba llena y el público permaneció atornillado y se mostró activo a la hora de las "preguntas y respuestas" que siguieron tras la exhibición, coronada con cálidos aplausos.El director de El perro narra en La ventana una "historia mínima", la de don Antonio, un escritor de ochenta y pico que vive en una casona en medio del campo y quien, tras sufrir un ataque cardíaco, aguarda la visita de su hijo, un exitoso pianista residente en Europa. Poco y nada se sabe del anciano, de Pablo (su hijo) y de ese piano que está siendo afinado en la sala contigua, de las relaciones entre ellos, del porqué no se hablan desde hace años. Sorín, como profundizó tras la proyección, prefirió dejar "opciones abiertas" al espectador en esta realización que mucho tiene de Sokhurov (especialmente de Madre e hijo) y que le debe algo a Cuando huye el día, de Bergman.Sorín apeló al escritor uruguayo Antonio "Taco" Larreta como protagonista, a otros no actores y a Arturo Goetz, Carla Peterson, Luis Luque, Jorge Diez y Marina Glezer para cubrir otros personajes. El público quiso saber cuál era la importancia de ese piano ("siempre quise hacer una película con un afinador como personaje"), preguntó por la música, alguna otra metáfora y cuán personal era el filme y, como dijo antes a Clarín, mucho tuvo que ver la muerte del padre del realizador el año pasado en la decisión de rodar esta película, que se estrenará el año próximo en la Argentina.Otro filme que impresionó muy bien fue Me and Orson Welles, de Richard Linklater. El director de Antes del atardecer sabe cómo amalgamar el cine comercial (el protagonista es Zac Efron, de High School Musical y Hairspray) con el artístico, ya que lo que cuenta es el detrás de la escena de la première de César, la particular versión que del clásico de Shakespeare montó Welles en el teatro Mercury de Nueva York, en 1937. El temperamental actor y director es increíblemente interpretado por Christian McKay, quien venía de hacer un "one man show" como Welles en escena, y Linklater saca buen provecho de ello. El egocentrismo, las banalidades, el narcisismo propio de los actores, el temor al ridículo y una historia de amor -entre la cándida pero ambiciosa Sonja (Claire Danes) y Richard (Efron)- en la que, claro, el director de El Ciudadano se entromete como un huracán conforman un universo disfrutable que no se limita en lo absoluto al mundo del teatro. Aun no tiene distribución asegurada en nuestro país.La que sí veremos es Good, en la que el director nacido en Viena y asentado en Brasil Vicente Amorim inquiere sobre la transformación de un "buen" animal en un nazi. Viggo Mortensen compone a un personaje al que poco y nada nos tenía acostumbrados como el profesor John Halder, quien tras la publicación de un libro poco a poco empieza a ser fagocitado por el régimen hasta convertirse en un oficial de la SS. Puede parecer extraño como John, un intelectual, no advierte lo que está pasando a su alrededor -y hasta tranquiliza a su amigo judío (Jason Isaacs) cuando este le pide que lo ayude a escapar a París antes de las primeras razzias en Berlín-, pero ese es el sentido que busca el realizador. La extrañeza como vehículo para un historia con un final devastador.

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